Hay dóciles momentos
Que se tocan, extraños en el tacto de las cosas
Hacen que la noche no exista
Luz extinta de penumbra imaginación
Solo unos dedos irradian
Alargándose en deseos ininteligibles
Encaprichados en las sombras de alejadas caricias
Resienta en el calor, adonis de amor muerto
Abrupto golpeando en los marcos de una vida
Sobre el rostro imposible, ajeno, pidiendo beber en sed
Existe, dejará de ser, en los minutos que llueven
Avanzando en una escarpada espalda reino que emerge
Se oye en música serena, oscura tentación
El inclinar sus finas notas en velas la breve melodía
Llamarada que baila rictus en un sueño
Arden los puentes tediosos en bálsamo
Abrumada pervivencia, en derrumbada plenitud
Escondidos en la medianía, huyen en la boca de la soledad
Del viento por no ahogarse, del tiempo para no existir
Huida sigilosa hasta agotarse
Agotadas todas las visiones ajadas en terciopelo
Benditas en perlas, bendecidas de esclavitud
De manos perdidas en
cantos que no cesan
Dóciles momentos llegando hasta el permisivo final
Escapando hasta la
tierra más alejada
arrancada de unos ojos enormes
Que miran
don dumas