Surges de la rabia derramada de una flor de plata
Cuando tú hablas
Fijando el cauce más profundo de savia y frío
Surcos de insidia rescatándote en el alimento de unos versos
de hielo
Apócrifos
Pero serenos
Engendrados en la mano que piensa
Que destensa palabras arrojadas como balas en la espesa tierra
sin cielo
Cuando observas entre la blanca memoria, enmadejada,
iluminas una alacena acariciada por sueños guardados
Tras la
puerta del Alba
Esperando el regreso abandonado en un lejano beso, huyendo en
tus ojos
Es la apuesta más etérea revoloteando con alas de cera
Eres la frágil luz que se vislumbra cuando nos abandona la
lluvia
Engrandecida en los rayos anaranjados de la cuna de aquel
olvidado día
Resucitas sin pies, crisálida volátil, para no pisar sobre el cenagoso suelo
De la cobardía
Vives sobre el aire, en los espasmos del viento,
Imaginando ser mar de tu universo salado
Cubriéndote de
rasgada piel en las alas de un mañana
Del mañana que te atrapa con tus propias manos de arañadon dumas