Soy el vino envenenado que se derrama en tu mortal recorrido. Que
no duerme, solo desaparecido en la plenitud de las recónditas tinieblas. Aturdido.
Hoy tengo hambre de lobo herido. Ansíando estar fuera de
este mundo.
Allí dejaste verte. Eras tú en mi mirada. El perfume entre
flores que nunca veré.
Siento enfermo aquel día donde el mar lo cubría todo. Y el
cielo se tocaba con tus manos blancas.
El arrecife en tus ojos negros. Mi clarividencia en aquel paisaje se cegó en el barro de tus juegos.
El arrecife en tus ojos negros. Mi clarividencia en aquel paisaje se cegó en el barro de tus juegos.
Perdido me suicido con la tinta más negra con la que escribo
mi derrota. Ahora lo sé. Aún así me extiendo sobre ella. Es caramelo que engaña
a mi paladar. Deseo hacer nido sobre el libro que me habla. Sus palabras me
estrangulan. Llevo conmigo secretos
asfixiándome con su peso desbocado. Secretos que se ocultan hasta de mi
propio yo. De mis propios dedos.
A veces, solo siento gente a mi alrededor. Sin alma. El pozo más profundo. Persianas que se cierran silenciosas, ofuscadas de luz.
Pernoctan en la orilla de una cascada de ruido. El lugar hueco donde perdonan. Pero
no me ven. Apenas me sienten.
Y te busco, palpando entre visiones, vértigo y alucinaciones.
¡Demuéstrame que no eres espejismo! ¡Prométeme que el frío que me envuelve es
porque estoy vivo! ¿O es tan solo castigo? ¿Es un sueño el dolor o será drama
si despierto? Se que debo morir. Todos los ecos me señalan. Escucho tañer las
campanas. Y tus manos, frías las siento.
Se enciende una brecha en mis labios. Es mi sonrisa. El
único sentimiento libre que se esconde en la cueva. Se muestra al atardecer.
Parpadeo de tus futuras intenciones.
¿Qué me quedará si me arrostras la voz? El grito que hace girar
tu cabeza. Ruido transformado en mensaje. Si, el vino envenenado, oscuro en su
presencia. Con sabor de enamorado. Aflorando en un para siempre. Soy veneno en mi
propia oscuridad. Tus ropajes blancos me dicen que soy tu maldad.
Y solo veo en ti el regreso de mi dama más deseada. El
tiempo entra en nuestras cabezas como un gusano en la manzana. Distrayendo
nuestra virginidad con cantos de soledad. Lo observo silente. Tembloroso por no
saber como me afectarán sus pasos. Es el fuego que abre tu casa. Ardo sobre el
y apenas sin rozarme. Fuego que quema cualquier recuerdo. Todos los
sueños por ser gota del oasis.
Atrápame sobre un beso liso. No me busques más. No te arrastres sin mí. Sobre
el perenne estilo del bosque que muere.
don dumas
Ese mar que lo cubre todo, en un enigmático velo verde azulado protector... Es fantástico sentirse custodiado por él, ¿no?
ResponderEliminarSiento esos cuerpos que deambulan a mi alrededor desprovistos de alma; son meros clones de mediocres dictados del exterior, o algo peor...¡Parásitos de un submundo ajeno al honor!
Me ha encantado tu relato, me ha imbuido en esos tortuosos y angostos senderos de la vida. Gracias por compartir su excelsa escritura. Besos Don Dumas.
Hola Marisa. Es un placer que te haya gustado mi visión de las calles por las que deambulamos. Se que hay cuerpos en ellas que aún buscan la musica. Gracias!!
EliminarUn enorme beso
Tus letras hoy me dejan un gusto amargo... me suenan a resignación. Cuando algo o alguien ha pasado por nuestras vidas; si es para bien, deja un recuerdo, que nos sacan una sonrisa al traerlos a la memoria... y si es para mal, nos dejan una enseñanza.
ResponderEliminarYo te dejo un beso y el deseo de un buen fin de semana.
Hola Alma. Yo soy muy de algos. Y es verdad que tanto para bien como para mal siempre enseñan. Gracias por tu hermosa lectura y tu compañía.
EliminarUn beso y feliz fin de semana!!
Don! No sé por donde empezar, tal como dice Alma el regusto es amargo,pero, a la vez el brillo de cada frase hace de este texto, maravilla.
ResponderEliminarEsta frase "Perdido me suicido con la tinta más negra con la que escribo mi derrota." es demoledora,pero,también tan llena de luz. El juego de sombras y emociones que saltan y se ocultan, como dices tú "yo soy muy de algos" . Pues eso, justamente. Esa es la sensación por la que transitamos mientras te leemos.
Tiene más de una lectura,para poder descubrir cada matiz, cada paso por esas calles.
Muy bueno!
Un beso y feliz fin de semana!
Hola Luna. Nuestras sensaciones, mis sensaciones, viajan en una montaña rusa. Y me pregunto metafóricamente ¿resucitamos tantas veces como morimos? Quizás un paseo nocturno por las calles tengan la respuesta. Lo que si se es que me agradan enormemente tus visitas y tus lecturas.Gracias amiga.
EliminarUn beso y feliz fin de semana!