I
Aquella noche llovía, llovían huesos de cristal
Rebotaba su escozor sobre las pestañas de los árboles
Las blancas plumas de la noche se estremecían al sentir su
filo
Se ahogaban entre su fétido perfume
Nada nos llevaba hacia ti
¿Escuchas el sonido de la lluvia?
Los cantos supersónicos del agua
Nada nos llevaba hacia ti
¿Escuchas el sonido de la lluvia?
Los cantos supersónicos del agua
II
Echas sal en mi nombre
La salvedad que me inquieta
Escoges mis hombros
reposas en ellos
las imágenes que te pesan
¡Sobre mí!
La salvedad que me inquieta
Escoges mis hombros
reposas en ellos
las imágenes que te pesan
¡Sobre mí!
Hombre sin piel
Hecho solo de llanto
Hecho solo de llanto
III
A la noche
Eres veneno que me hace sombra
y agitas tu perversa mirada hacía mí como si fueras viento
don dumas
Fuiste mi mejor marinero...sin brújula y sin mapa (Bily Corgan)
Nos llueven gotas que se transforman en versos y ellos en poseía. Y la tormenta hecha de clavos nos avisa que todo el camino es tristeza, salvo los escombros que dejamos atrás. Nada mejor que navegar sin mapa...y sin brújula ( esta frase la recojo de mi amigo Bily Corgan)....
ResponderEliminarA veces, la lluvia de fuera no es nada en comparación a la que se libra dentro...y esa sí puede ser devastadora.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Alma, es cierto, la lluvia interior es peor que la lluvia ácida..
EliminarGracias por tu visita.
Un beso!
Qué belleza, aunque lluevan clavos,aunque sean afilados huesos de cristal.
ResponderEliminarHe de decir que la segunda y tercera parte es brillante. Me da la impresión que son las más potentes del poema, es donde realmente se abre en canal el hombre, sale eso que dices, la tristeza y los escombros que quedan.
La primera parte queda para mi como una introducción a la fuerza desoladora de las dos partes siguientes.
Me ha encantado.
Hola Luna. Lo peor es cuando llueven nuestros fantasmas. Y caminamos pisando esos charcos espectrales...Si, nos abrimos en canal y nos despojamos de los pesos...que algunos ni nos conocen, ni nos pertenecen. Pero los heredamos. Al menos, siempre nos queda la noche.
EliminarUn placer son tus visitas Luna. Me alegra que te gustara!!
Un beso
Si, es un momento helado. Esa lluvia densa y helada. Y sentimos que nunca terminará. Lo sé.
EliminarUn placer leerte para mi, Don!
beso
Llueven huesos de cristal... qué bonita metáfora, don dumas. El poema es toda una alegoría a ese sentir que nos desborda y nada, absolutamente nada se puede hacer hasta que amaine esa lluvia interna.
ResponderEliminarUN lujo leerte, siempre.
Mil besitos para tu día.
Hola Auroratris. Cuando la lluvia nos moja, toca guarecerse, buscar el refugio. Nuestro refugio. Gracias por tu hermosa visión. Y un placer que te gustara.
EliminarUn beso!
Unas veces somos agua, otras, sombra, y algunas veces piel y huesos. Y siempre llueve la poesía entre cada uno de nuestros recovecos; purificando, memorando, y llevándose consigo esos retazos que vamos dejando en nuestro camino…
ResponderEliminarSiempre intenso y profundo, querido amigo.
Un abrazo, y feliz inicio de semana.
Hola Ginebra. Es muy hermoso tu comentario. Contundente. Y vamos dejando retazos en el camino como si fueran tiras de piel tatuadas…
EliminarUn placer tu visita.
Un abrazo. Feliz semana